Belén
Cambios
Actualizado: 11 ago 2019

El verano, estación de descanso, puede serlo también de cambio, concepto este al que recurren a menudo quienes nos explican la China actual incidiendo precisamente en eso, en que nada es constante sino el cambio.
Lo cierto es que el cambio y la tranformación están profundamente enraizados en la cultura china y en su gente, dotada de una capacidad de adaptación proverbial. No en vano, una de sus obras más antiguas es el Libro de las mutaciones o Libro de los cambios, un texto de adivinación arcaico y complejo, poético y filosófico, que articula una secuencia cíclica e infinita de 64 signos, conocidos como hexagramas:

"No hay una cosa/ Que no sea una letra silenciosa/ De la eterna escritura indescifrable/ Cuyo libro es el tiempo", escribió Jorge Luis Borges, a tenor de esta obra.
Pero además, el Libro de las mutaciones es, en esencia, una traducción (o múltiples traducciones), que transforma en texto un lenguaje binario de símbolos. Volviendo al ejemplo que nos ocupa, aclara la obra a partir del hexagrama 谦 que "cuando el sol se halla en su punto más alto, debe declinar, de acuerdo con la ley del Cielo; y cuando se encuentra en lo más hondo bajo la tierra, se encamina hacia un nuevo ascenso".
De nuevo, cambio.
Así, aprovecho corrientes de cambio para estrenar este blog sobre traducción e interpretación, otra suerte de cambio o trueque de un texto por otro, o de una narración por otra, sin que por ello mute su esencia original.
Trazos sueltos nace con la excusa de aprender, con la intención de explorar el oficio de la traducción entre dos lenguas universales y con el deseo de compartir lecturas, reflexiones y experiencias.
*Citas tomadas de I Ching, El Libro de las Mutaciones, traducción de Richard Wilhem (trad. a español de D. J. Vogelmann).